No es una novedad que las estadísticas se utilizan para demostrar lo que a cada cual le conviene. No podemos evitar que lo hagan los políticos, como tampoco podemos evitarlos a ellos, pero entre profesionales del sector editorial nos conviene utilizarlas con la mayor responsabilidad que sea posible.
Es habitual que se mencione el número de títulos publicados al año, para mostrar la potencia editorial de un país y su nivel cultural. Pero esta cantidad poco tiene que ver con el estado de salud de la industria editorial ni con los índices de lectura.
El número de títulos publicados es una cifra bastante precisa, desde que todos los libros requieren un número de ISBN (International Standard Book Number), convención internacional que no sólo cataloga sino que es la que genera el código de barras, base del manejo informático de los movimientos físicos de libros en las editoriales y en las librerías. Un libro sin código de barras es invendible en las librerías, porque no se puede registrar. Su aceptación internacional es tan absoluta, que hace confiable la información que ofrece.
Lo que realmente indica el tamaño, la fortaleza o debilidad de un mercado editorial, es cuántos ejemplares en total se publican cada año. Esta es la diferencia fundamental. No considerarlo así nos llevaría a conclusiones muy alejadas de la realidad. Como por ejemplo:
España tiene 48 millones de habitantes y Estados Unidos 320 millones. Sin embargo cada uno publica alrededor de cien mil títulos al año, una cantidad similar. ¿Nos permitiría este dato suponer que la industria editorial española es tan potente como la Estadounidense? ¿O que los españoles leen muchísimo más? De ninguna manera, porque la verdad no está en el número de libros publicados sino en el total de ejemplares puestos en circulación.
El tiraje medio por título en España es de aproximadamente 1.700 ejemplares. El de Estados Unidos de 9.800.
España: 100.000 títulos x 1.700 ejemplares = 170 millones de libros al año
Estados Unidos: 100.000 títulos x 9.800 ejemplares = 980 millones de libros al año
Aunque los dos países publican la misma cantidad de títulos al año, el total de libros puestos en circulación en Estados Unidos es siete veces mayor.
En Argentina, se consideró como una señal del avance de la recuperación económica, el aumento de títulos publicados, que subió de 9.900 en 2002 a 28.000 en 2014, tres veces más. Sin embargo, más significativo fue que el total de ejemplares publicados, aumentó en el mismo período de 34 millones de libros a 129 millones, casi cuatro veces más. El número de ejemplares subió más que el de títulos, es decir que el tiraje medio subió, y esa sí es una buena señal.

Esto no es suficiente para saber qué magnitud tiene la industria editorial Argentina, ya que en los últimos años la importación de libros se redujo un 70%. El aumento de libros publicados ¿se debe a que se ha sustituido importaciones? Podría ser. Sin embargo estas medidas no hicieron a la industria editorial más competitiva, ya que en el mismo período la exportación cayó un 40%. Los editores de todos los países del área castellano hablante, saben que el mercado interno no es suficiente para desarrollar una industria editorial potente. Necesitan de la exportación.
Hay editores independientes que dicen que la exportación cayó, por una decisión estratégica de los grandes grupos: ante la inseguridad cambiaria y el cambio constante de las reglas del juego de los últimos años, derivaron toda la exportación a la casa central.
El libro es un producto cultural además de comercial, por lo tanto las cifras no son suficientes para explicar su importancia. En el caso de Argentina, si la producción local sustituyó a la importación, eso solo es una buena noticia para la industria gráfica, que trabajó más, pero como solo se publican localmente aquellos libros de alta expectativa de venta, las decenas de miles de libros que se importaban en cantidades reducidas, y que garantizaban variedad y pluralidad, desaparecieron de las librerías. Lo que es bueno para las estadísticas de un país, puede ser grave para la cultura y la formación técnica, científica o profesional.

Si bien estos datos de aproximan más a la realidad, tampoco es suficiente para una correcta evaluación. ¿Por qué? Porque la diferencia entre los libros publicados y los libros vendidos, suele ser brutal. Hablo de la famosas “devoluciones”. Los libreros de España y todo Latinoamérica reciben libros con derecho a devolver los no vendidos. En España, derecho sin fecha de caducidad. En los últimos años de crisis financiera, las devoluciones llegaron al 50%: de cada dos libros enviados a las librerías uno volvía a la editorial, para no venderse nunca más. Esta barbaridad distorsiona tanto las cosas, que produce fenómenos curiosos: que los libros suban el precio de venta, en países donde no hay inflación ¡Cómo no va a subir, si cada libro que se vende debe soportar el coste de otro igual que no se vendió, más los gastos de envío, devolución y posterior destrucción!
A esta altura me pregunto si todo esto es comprensible, ya que no es mi intención agobiar al improbable lector, sino tratar de trasmitir qué complejo es analizar el mundo del libro y la edición.

Una forma que me inventé –poco ortodoxa, diría un actuario— para tratar de entender el volumen real de cada mercado editorial, fue tomar cada país de nuestra lengua y ver la relación entre el volumen de libros vendidos y su población. Discutible, por supuesto, ya que lamentablemente no toda la población compra libros. Pero me pareció interesante para hacer una comparación:
En México, con 121 millones de habitantes (mdh), se venden libros por 400 millones de dólares (mdd) al año: U$S 3,30 dólares por habitante.
Colombia, con 48 mdh, vende libros por 140 mdd: U$S 2,91 por habitante.
Argentina, con 43 mdh, vende libros por 300 mdd: U$S 6,97 por habitante.
Chile, con 18 mdh, vende libros por 120 mdd: U$S 6,66 por habitante
Uruguay, un país con solo 3 mdh, vende libros por 38 MDD: U$S 11,51 por habitante
España, con 48 mdh, vende libros por 3.500 mdd: U$S 72,91 por habitante
De estas cifras –reitero, endebles frente a los especialistas en estadística— no me animo a sacar conclusiones, pero sí por lo menos extraer dos comentarios:
- ¿Alguien cree que un español lee 25 veces más que un colombiano? (por poner un ejemplo).
- Si los mexicanos “consumieran” USD 11,51 dólares por habitante, como sucede en Uruguay (¿por qué no?), el negocio del libro en México sería de 1.391 mdd en lugar de los 400 mdd de hoy: 3,5 veces más.

Información proveniente de:
El libro blanco de la industria editorial Argentina, Cámara Argentina de Publicaciones, 2015
Cámara Argentina del Libro, www.camaradellibro.com.ar
Cámara Nacional de la Industria editorial mexicana, www.caniem.org
El sector del libro en España. Observatorio de la lectura y el libro. Ministerio de Educación y Cultura, Madrid, 2015
Cámara Colombiana del Libro www.camlibro.com.co
Informes internos de editoriales de varios países
Como siempre, los análisis muy interesantes. Pero una observación: en Estados Unidos, hace rato que se publica más de un millón de títulos por año. En 2012 se publicaron más de 300.000 títulos nuevos, en el sector editorial tradicional. Mientras que en el sector «no tradicional» (reimpresiones, autoeditados y de nicho) se registraron más de un millón de títulos (http://www.buchmesse.de/images/fbm/dokumente-ua-pdfs/2014/us_book_market_2014_v29102014_48184.pdf).
En el caso de España, mucha parte de su producción se exporta a América Latina, por lo tanto habría que hacer otras correlaciones, incluyendo las exportaciones.
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Una inquietud, ¿qué pasa con los grandes monopolios del libro: Grupo Prisa, Pinguin Books, Lumen, etc.? Por ejemplo, supongamos que México venda 400 millones de dólares en concepto de libros cada año (según dice el artículo), ¿qué porcentaje pertenece pertenece a los monopolios, excluyentes, altamente ideológicos, intolerantes y con intereses políticos? Yo creo que el pequeño editor y el escritor que emerge, se ve coaccionado para alinearse con los grandes intereses editoriales. Es difícil tomar el camino de la libertad y, en consecuencia, el escritor tiene que tomar un segundo empleo, el cual casi nunca está relacionado con el mundo de la literatura, la cultura y el arte.
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Tomando estas estadísticas, estimo que el cálculo habría que hacerlo de acuerdo con el costo (en dólares) de cada libro según el país del que se esté hablando… Dividir el monto total de las ventas en dólares por la cantidad de habitantes no brinda ninguna precisión: todos los países deberían tener paridad cambiaria para que sirviera ese dato. En todo caso, la cuenta hay que hacerla dividiendo cantidad de libros por cantidad de habitantes… Ejemplo: España vende 170 millones de libros al año, tiene 48 millones de habitantes, cada español compra/lee 3.54 libros por año (en promedio). ¿Se devuelve la mitad de ellos? Pues entonces compran/leen la mitad de esa cifra. En Argentina daría 3 libros per cápita, anual, prácticamente idéntico a lo de EEUU. Para saber lo que ocurre con mayor precisión en cada país se deberá tomar como referencia el costo medio de cada libro y el grado de devolución que presentan. Otro factor a tener en cuenta es el de si se trata del mercado interno o externo, ya que podrían destinarse a la exportación (intuyo que esto ocurre con España y EEUU más que en Latinoamérica). Saludos.
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También sería interesante reflexionar sobre que muchos de los libros vendidos no llevan ISBN, porque plataformas como Amazon tienen su propio código, por lo que las estadísticas se han vuelto todavía más difíciles de interpretar al contar con una porción cada vez menor de los datos. Sin embargo, me ha resultado muy interesante la diferencia entre libros publicados y libros impresos. Biquiños!
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Me gusta leer sus opiniones, consejos, críticas y demás; no obstante yo busco respuestas y ni usted ni nadie parece tenerlas. Y si ustedes los que tienen en sus manos la posibilidad de sacudir a los editores y al sistema editorial no lo hacen entonces ¿quién?
Aquellos que no decimos que somos escritores pero vivimos escribiendo no tenemos ni la gana ni la posibilidad de entrar en esas discusiones; mucho menos cuando de inmediato nos considerarían amargados/as!
Yo leo en busca de alimento para mi labor, y compro libros; no los que las editoriales y las librerias me ponen por delante, porque esos casi siempre son pésimos. En la Feria del libro de Bogotá compré cuatro libros: uno, de García Márquez para completar mi colección, otro, de César Aira que lo tuve que preguntar y esperar que lo buscaran en las cajas y dos de cuyos nombres no quiero acordarme porque no pude pasar ni del tercer capítulo, y los dos fueron los que el promotor me recomendo!!
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Nadie cree que un español lea 25 veces más que un colombiano…
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Muy interesante. Gracias
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[…] La cantidad de títulos publicados al año no es un indicador de fortaleza editorial, ni del nivel d…. […]
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