Dilema para escritores: ¿una editorial grande o pequeña?

Los “nuevos” géneros literarios y la cuestión de la mid list

En el mundo de los libros –el del negocio de los libros- se ha resuelto el tema de los géneros literarios, al que tanto tiempo dedicaron académicos y pensadores, desde Aristóteles hasta Todorov. Una novela es literaria, comercial o comercial de calidad.

Las novelas se contratan, publican y promocionan según cómo la editorial las haya clasificado desde el primer momento, esto determinará la inversión, y así se ofrecerán luego a los libreros.

Si el vendedor de una editorial le dice al librero que es literaria, éste pide dos ejemplares, que irán a parar a la sección “Novelas”, por orden alfabético de autor. Si le dicen que es comercial, pide los ejemplares necesarios para poner una pila en la mesa principal, y dos en el escaparate, y si le dicen que es comercial de calidad, se produce un momento de estupor, porque los vendedores de libros asocian “calidad” a público reducido. Comercial de calidad es un oximoron, una definición que se contradice a sí misma, o es comercial o es de calidad. Serán libros a los que les costará encontrar lugar en la librería.

Fuera de todo conflicto están las grandes apuestas, que son siempre mega-best sellers de venta garantizada, para los que se hacen presentaciones especiales y se negocian condiciones de exhibición. En una famosa librería de Buenos Aires, vi en la entrada una pila de un best seller de moda, que era una construcción arquitectónica, una torre auto portante con ¡más de ochocientos ejemplares!

Estos libros forman la front list de una editorial, que son enormes apuestas, casi siempre contratados en forma centralizada por los grandes grupos, para publicar y ofrecer en todos los países igual: la misma portada, la misma publicidad, y a veces unos retoques a la traducción, para adaptarse algo al castellano de cada país. Son libros con los que no se puede mentir, porque no hay posibilidades de engañar a los lectores de best sellers, además de ser un riesgo que ninguna editorial estaría dispuesta a correr.

Entre la front list y aquellos libros que desaparecerán de las librerías en dos semanas por baja venta, hay una enorme franja que conforma la llamada mid list, libros que no se venden mucho pero tampoco muy poco, y que la editorial mantendrá en catálogo por lo menos un año o dos.

Casi todo lo que a un lector culto le interesa, la mayoría de los escritores de verdad, son mid list, novelas que las librerías literarias suelen tener siempre, y que poco a poco se van vendiendo.

Los autores mid list

Formar parte de la mid list no es algo vergonzoso, hay editoriales literarias de gran prestigio, que construyeron su catálogo publicando solamente autores mid list, británicos, franceses, italianos, alemanes. En Estados Unidos, hay editoriales que se dedican solo a mid list, y lo dicen promoviéndolo con orgullo.

No hay una pauta de cuántos ejemplares hay que vender para llegar a ser mid list, la cantidad dependerá del tamaño y los gastos de cada editorial. Las grandes editoriales estadounidenses, volviendo al país que impuso este concepto editorial, allí consideran que un autor cuyo libro no vende por lo menos 18.000 ejemplares, es un autor con el que no tiene sentido seguir.  Sin embargo, hay cientos de editoriales en todo el mundo, que cuando venden tres o cuatro mil, están felices con ese autor y seguirán con él.

Este aspecto es de gran interés para un escritor, trataré de ejemplificarlo: quien publica una novela (vale para cualquier tipo de libro) en una editorial chica o mediana, y vende una primera edición de 2.000 ejemplares, comparte con sus editores una sensación de éxito, comienzan a pensar en una segunda edición, y a hablar de con qué obra seguir.

El mismo autor, si publica la misma novela en una gran editorial, cuya primera edición sale con un tiraje de seis mil ejemplares, se sentirá muy orgulloso, pero si llega a vender solo dos mil, para la editorial será un fracaso. Perdieron dinero, un año después los libros serán destruidos o aparecerán en las mesas de saldos, y ni hablar de volver a publicar allí.

Resulta que el tipo de editorial hizo que el mismo autor, con la misma novela, y con la misma cantidad de ejemplares vendidos, en un caso sea un éxito y en el otro un fracaso.

Poder explicar esto de una manera sencilla, me llevó muchísimos años de actividad profesional. Lo siento, no habla bien de mí.

Publicar, publicar

Reflexioné mucho sobre lo determinante que es para la literatura las consecuencias arbitrarias de la clasificación comercial que hay que atravesar al publicar. La experiencia muestra que una novela como la del ejemplo anterior, suele vender más ejemplares en una editorial chica con recursos comerciales limitados, que en una gran editorial con grandes recursos. Los de la primera son selectivos, los de la segunda son masivos. Por lo general una novela que en una editorial chica pero activa, vende 2.000, apenas vende 900 en una grande.

Suele ser habitual que un autor inédito, o que ya ha tenido una buena experiencia en una editorial chica, cuando puede se pasa a una grande, muchas veces estimulado por los agentes literarios. Se debe a la ilusión de que el gran potencial que estas tienen, le permitirá llegar a muchos más lectores, quizás a otros países donde la editorial está instalada, y también, por qué no, a ser traducido y publicado en otros idiomas, donde el grupo editorial tiene filiales. Nunca sucede así, incluso en contra del deseo de los propios editores que lo contrataron.

Cuando una literatura no es para un público masivo, no tiene sentido creer que se podrá beneficiar con los recursos comerciales desarrollados para otro tipo de obras.

En las grandes organizaciones hay una extraña fuerza interna, una dinámica difícil de evitar, probablemente originada en que la remuneración de todos, desde el director general hasta el representante comercial, depende únicamente de la cifra de ventas, no de la calidad literaria ni del aporte cultural de alguna publicación. La venta es lo único que determina la remuneración anual.

Los libros en las librerías

Las librerías, en especial las grandes cadenas con las decisiones de compra centralizada, dan más o menos exhibición a los libros, según el descuento que obtengan del proveedor. No hay criterios literarios, ni influye que el día anterior haya salido una excelente crítica en un suplemento cultural. Como en las cadenas de ropa, donde miles de locales de una compañía, en todo el mundo, reciben cada semana la foto de la disposición con que tendrán que exhibir los nuevos modelos.

Solo las librerías independientes, siempre más chicas y menos espectaculares, tienen un criterio propio, personalizado, de selección y exhibición. Hay un librero o librera que toma las decisiones de compra y de exhibición, que lee la crítica, los blogs literarios, y dialoga con los clientes, que suelen ser buenos lectores y cuyos gustos conocen.

Las cadenas comerciales

Las grandes editoriales, las que facturan millones de dólares anuales, en cualquier país, realizan dos tercios de las ventas a través de grandes cadenas. En España El Corte Inglés, la Fnac, Casa del Libro. En Argentina Yenny-El Ateneo, Cúspide, en Colombia Panamericana y La Nacional, en México Gandhi, Sanborn’s, El sótano, Gonvil; en Perú Crisol, y así en cada ciudad.

En el caso de los best sellers (la front list), las cadenas representan un 80 a un 90% de la venta, y para la literatura de calidad el 10 o el 15%. Las cadenas y las grandes superficies, para una gran editorial, son el 70% de su facturación. Para una pequeña editorial de calidad, si es que le compran, no representa ni el 20% de sus ventas, con grandes volúmenes de devolución, que no pueden afrontar. Enviar 200 ejemplares de un libro para que al final devuelvan 150, es un negocio insostenible. En cambio, enviar 50 y venderlos todo, es un negocio excelente.

Hace un año, cansado del mal trato, las exigencias de descuento, las devoluciones, y la permanente postergación de los pagos, la pequeñísima editorial argentina El Cuenco de Plata, decidió no vender más a las cadenas, y la venta no se les cayó. A través de las pequeñas librerías independientes, en tres meses vendió dos ediciones de una nueva traducción del Ulises de Joyce.

Consideración aparte merecen las grandes cadenas de distribución, las que son generalistas y de libros apenas tienen una sección.  Nada más complejo que querer venderles libros a los supermercados, al final las editoriales grandes optaron por contratar equis metros cuadrados, y gestionarlos directamente. Si la rotación del producto (así se dice) es satisfactoria, seguirán, si no esos espacios serán para alimentos o electrodomésticos.

Tan difícil es ese mundo, que en Argentina editoriales que son fuertemente competidoras entre sí, se asociaron en la creación de una distribuidora dedicada solo a vender a los supermercados.

Cuando vivía en México, una vez fui a la ciudad de Veracruz, a ver al jefe de compras de una cadena de supermercados, al que le tocaba el rubro libros junto a otros más. Había una larga fila de vendedores, donde tuve que esperar a que ese señor me atendiera. Antes de mí le tocó a un vendedor de costillares de cerdo, se quejaba de que el jefe de carnicería no le quería comprar, alegando que otro le vendía unos costillares mejores. El comprador –que atendía en un espacio abierto, delante de todos-, puso un papel grueso cubriendo su mesa, y pidió que cada uno trajera su costillar, lo que hicieron, y así decidió quién tenía razón. Cuando me tocó a mí, que iba con la intención de convencerlo para que vendieran libros… en diez segundos me dijo que no.

En Colombia, el principal vendedor de libros del país en los últimos años fue la cadena de supermercados Éxito (418 puntos de venta). Acaban de decidir, me cuentan editores de allí, que van a elimina las secciones temáticas (auto ayuda, best sellers e infantiles eran las de más venta), para tener solo dos: ficción y no ficción. Quienes compran libros en los supermercados, no los buscan así ni saben qué quiere decir.

Algo parecido pasó con quien fuera durante tres décadas el líder en venta de libros en México, la centenaria cadena de cafeterías y tiendas departamentales Sanborn’s (190 sucursales), fue reduciendo y marginando el espacio de libros, hasta que lograron que se convirtiera en un rubro marginal.

No es necesario decirlo, pero ¿podríamos pedirles que trabajen la mid list?

No es así en España con las mega tiendas de El Corte Inglés (93 centros comerciales), donde el espacio de libros suele estar bien surtido, con personal que sabe lo que vende. ¿Durará?

Los autores mid list

Los autores mid list en una gran editorial tienen demasiadas dificultades que superar. El sistema promocional y comercial los condena a priori, exige a los editores que quieren publicarlos un gran esfuerzo para defenderlos, no solo fuera, también dentro de la editorial.

Los representantes que recorren librerías presentando las novedades de cada mes, los dejan para el final, al que nunca hay tiempo para llegar.

Un vendedor de una gran editorial que visita cada librería un par de veces al mes, tiene que mostrar y hablar de treinta libros nuevos cada vez. Si le dedicara un minuto a cada libro, más el tiempo de espera, más la mínima conversación de cortesía, necesitaría que el librero o encargado de compras le dedicara a cada vendedor más de una hora. Imposible. Un librero recibe cuatro o cinco vendedores cada día, y además tiene muchas otras cosas que hacer: acomodar los libros, llevar las cuentas, preparar las devoluciones, y sobre todo tiene que estar vendiendo, en contacto con los clientes, si quiere saber qué comprar.

El vendedor está condenado a hablar de los dos libros de la front list, y unos pocos más. Se centra en los libros que le salvarán el mes, a él, al librero y a la editorial. Los representantes de las editoriales caminan mucho para ganarse la vida. Por más parafernalia informática con la hoy esté dotado un vendedor, todos los libros del mid list que tiene para ofrecer, tendrán que buscarse la vida por su cuenta.

Lo que se ve en las librerías

Algunas veces en Barcelona voy a una Fnac, y otras a una librería literaria como Laie o La Central, y me queda la sensación de haber estado en dos países diferentes. Todo es distinto: son otros libros, es otra la forma de exhibirlos, y la de atender al público también.

En América Latina es más extraño aún, hay cadenas de librerías que no se modernizaron, como algunas de Bogotá, que todavía ponen los libros en góndolas altas tipo supermercado, y sin embargo dicen que les va muy bien. Son países donde no tienen el fantasma de la competencia de Amazon, como en España, donde con una oferta enorme, que incluye todo el back list (la obra anterior de un autor), entregan a domicilio en 24 horas sin cobrar gastos de envío. Los libros agotados, los ofrecen mediante el Print on demand: se imprime en el día un solo ejemplar especialmente para ese comprador. Compré alguno, solo se diferencian de la edición original en que no tienen solapas, lo que la tecnología rápidamente resolverá.

La amenaza de Amazon y el susto de hace unos años por la llegada del libro electrónico, han sido los mayores motores de modernización de muchas librerías para sobrevivir. Por suerte Amazon no se interesa por mercados chicos (los latinoamericanos), pero esa estrategia de negocio puede cambiar, podrían abrir una central en Miami para vender a todo Latinoamérica, y esos mercados podrían crecer.

Modernizar las librerías es una forma de protegerse, de lograr que Amazon no entre, arrasando con las librerías de verdad. La librería tradicional cumple una función cultural que ninguna librería virtual podrá reemplazar.

Los estudios indican que dos tercios de la gente que entra a una librería no tiene decidido qué va a comprar. Entonces ¿qué posibilidades les quedan a esas buenas novelas que nadie ve y por las que el lector, informado por otros medios, tendrá que preguntar?

La extinción en las cadenas del librero profesional, apasionado lector y conocedor de los gustos de sus clientes, reemplazado por la precisión de la informática, es otra cosa que atenta contra los libros de calidad.

A un autor literario, ¿dónde le conviene publicar?

Esta era mi pregunta inicial, pero antes necesité explicarme antes todo lo anterior. Este no es un blog para quien quiera información rápida y concisa, lo sé, quienes hayan llegado hasta aquí me podrán comprender.

He conocido muchos autores que en editoriales chicas vendían mil quinientos ejemplares de sus libros, lo que para un editor independiente con pocos gastos es una cifra que le permite seguir publicándolo. El mismo autor, cuando se pasaba a una grande, veía que su venta bajaba a menos de mil. Bajar las ventas a la mitad de un libro a otro es un golpe muy duro, al narcisismo, y también a los magros ingresos de un escritor mid list. “¿No interesa más lo que escribo? ¿me abandonaron los lectores que conseguí con el libro anterior? Las dudas son agobiantes, y llegan a poner en duda más de una vocación profesional.

Las reglas del mercado, por suerte no son infalibles, como sostienen sus defensores. Es interesante la historia de algunos escritores que, cuando lograron publicar, sus primeros libros no llegaron a agotar una primera edición de mil ejemplares, sin saber lo que serían después.

Ninguno de los tres primeros libros de Borges llegó a vender 500 ejemplares, el primero de Cortázar, 300.  Juan Carlos Onetti, Gabriel García Márquez y Mario Benedetti –como muchísimos más, tuvieron que pagar de su bolsillo las primeras publicaciones de sus libros.

Consideración, el primer libro de Kafka, dice Siegfried Unseld en El autor y su editor, tuvo una sola edición de 800 ejemplares, de los que se vendieron 258 el primer año, 102 y 69 en los subsiguientes.

Cuenta Alan Pauls en Soñar, soñar (Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2013), que de la primera edición de La interpretación de los sueños de Freud se vendieron 123 ejemplares en las primeras seis semanas, 228 en los dos años siguientes, y necesitó ocho años para agotar la edición de 600 ejemplares.

Todos ellos son hoy autores mid list.

31 comentarios en “Dilema para escritores: ¿una editorial grande o pequeña?

  1. ¡Muy interesante! Gracias por contarnos la realidad sobre un mundo que, incluso los que estamos en el mundo de las letras, no conocemos.

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  2. he escrito un libro y lo he auto publicado y en los primero tres meses he vendido 1000 ejemplares, lo único que me toco pagar fue la ediccion de libro ala imprenta,pero el éxito es contundente,

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  3. Querido Guillermo, excelente analisis, generoso y profundo. Es una epoca de cambios en el negocio del libro, en mi infancia, en la libreria familiar en La Pampa, llegaban todos los meses las novedades de Emece, Vergara, septimo circulo, lo ultimo de Wilbur Smith, Morris West y otros bestsellers. Con mis padres los leiamos y recomendabamos a loa lectores. Recuerdo a mi Madre una tarde, le hablo una hora a un cliente sobre una novela de Wilbur Smith, La escucho con paciencia. ¿ Lo va a llevar?. Para que, Señora, usted me conto todo, hasta el final. Viste, Juan que basura. Pero Mama, si le contaste toda la historia, jajajaja.
    Esa pasion por el texto no es facil de ver hoy en los libreros y tampoco los lectores lo quieren escuchar.
    Agradecido por la honestidad y la generosidad de compartir tus experiencias. Un abrazo grande.

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  4. Volviendo al tema calidad-precio de la revista Kundra, pasando hace unos días por el aeropuerto de Madrid, en la única librería (Relays) estaban promocionando el último libro de James Patterson, autor hasta ahora desconocido para mí. Parece ser el autor que más vende en el mundo: 300 millones de copias vendidas en los últimos diez años, 15 millones de copias el año pasado. Movido por la curiosidad hojee las primeras páginas de su último Best-Seller, VÍAS CRUZADAS, me pareció bastante banal, por no decir deprimente. ¿Cuántos autores desearían lograr siquiera un décimo, o un centésimo, de las ventas del señor Patterson? ¿Quién quiere ser millonario? Allí está la receta, y bien a la vista . En uno de los Duty-free shops había un gran despliegue de jamones serranos de todos los tipos y ofertas, y la gente por supuesto comprando. No recuerdo haber visto una oferta de espárragos de Navarra, quizás los mejores del mundo. Así son las cosas en el mundo de las letras y la alimentación.

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  5. Leer el Dilema para Escritores es francamente deprimente, pero pensándolo mejor, es la triste realidad de los artículos de consumo, todos, libros incluidos. Hace un tiempo leí una encuesta hecha en Estados Unidos según la cual los productos en el carro de supermercado del comprador medio americano, en el 85% son BASURA, productos nocivos para la salud, por ejemplo, dulces, snacks, gaseosas, embutidos de todo tipo, chorizos, salchichas, hamburguesas, tocinetas, salsas, condimentos, pastas etc, etc. Compramos basura en abundancia y poca salud, como frutas, verduras, pescados, etc. Lo mismo ocurre con nuestra salud mental, compramos basura para la mente. La inmensa mayoría de los Best-sellers son sub-literatura, basura, que no vale el papel en que se imprimen, y son los que más se venden, centenares de miles de copias, y son tan dañinos para nuestra mente como los embutidos para nuestro cuerpo. ¿Qué puede hacer el productor de alimentos sanos y el autor de libros literariamente válidos? ¿Dedicarse a producir comida chatarra para ganar dinero? ¿y el autor escribir libros chatarra con el mismo fin.
    El escritor argentino Ernesto Sabato, autor de buena literatura, y vendió bien, ante la disyuntiva calidad-cantidad, escribió lo siguiente: Literatura y Prostitución: ¿Cómo debe vivir el escritor? De cualquier modo con tal que la creación no sea bastardeada ni abaratada; poner un taller, trabajar de empleado bancario, vendiendo en la calle, asaltar un banco.
    En el arte conviene ser radical, sin compromisos; el compromiso beneficia los políticos, es una maldición para el verdadero artista. Como ya dijo Shakespeare: Ser o no ser, esa es la cues

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  6. […] Algunas veces en Barcelona voy a una Fnac, y otras a una librería literaria como Laie o La Central, y me queda la sensación de haber estado en dos países diferentes. Todo es distinto: son otros libros, es otra la forma de exhibirlos, y la de atender al público también…. La librería tradicional cumple una función cultural que ninguna librería virtual podrá reemplazar. (Guillermo Schavelzon; Dilema para escritores: ¿una editorial grande o pequeña?) […]

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  7. Qué interesante artículo. Me diste vuelta el panorama por completo. ¡Gracias!
    Actualmente yo soy autora autopublicada (pagué a dos editoriales grandes -dunken y megustaescribir-) y tengo dos libros que están saliendo lentamente. Me pregunto si tomé la decisión correcta al contratar a esas editoriales y qué debo hacer a futuro.

    Si sirve la cifra: de mi primer libro, en el primer año, la editorial vendió seis libros, las librerías de mi ciudad a las que les acerqué personalmente los ejemplares vendieron dos, y yo en ferias de todo tipo (del libro, de productores regionales, etc.) he vendido más de setenta.

    Los números de ventas de grandes autores que pusiste al final de la entrada me han motivado. Espero seguir creciendo y un día ser una orgullosa mid-list.

    Cariños,
    Priscilla.

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  8. Muy buen anàlisis Guillermo, pero despuès de años de oficio y de haber pasado por cadenas y hoy manejar mi propia librerìa hay un dato a tener en cuenta,Por un lado los altos costos comerciales (en Argentina al menos) que hace cada vez màs dificil sostener librerìas como Laie o La Central ( te acuerdas de la Librerìa del Fondo ?) y por otro que los grandes grupos tambìen han caìdo en la decadencia y hoy no tienen representantes comerciales adecuados para mantener su fondo de Mid List activo y dar satisfacciòn a nuestras librterias. lamentablemente se va expandiendo el modelo de Planeta (cosa que empeorò con la adquisiciòn de Alfaguara por parte de Random) Poe mi parte en las editoriales medianas y pequeñas no solo encuentro placer como librero, sino que son los que permiten diferenciarse de las cadenas y dar un grado de sustentabilidad y calidad diferente

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  9. Hola Carmen,

    Tal vez es porque, independientemente del acuerdo del pago por la obra y los márgenes de ganancia, el texto simple y llanamente no le pareció interesante al editor. Creo que esa sería la última razón que se me ocurriría, ya que el negocio, como dices, sería más ganar para el editor, que para el autor.
    Saludos!

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  10. Estimado Guillermo. Excelente reflexión. Me gustaría ponerme en contacto con Ud. vía correo electrónico para solicitarle autorización para reproducir esta nota en nuestra revista de la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim) en Argentina, «Metales Pesados» dedicada al libro.

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  11. Mu interesante y acertado. El debate lo fijas con precisión. Un matiz, discutiria mucho que los dependientes de libros de El Corte Ingles sean expertos y para esta cadena su sección de libros es cada vez más residual.

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  12. hola Guillermo,
    leyendo tu texto de hoy, me acordé de una especie de negociación que traté de realizar ya hace algunos años con un editor pequeño y nunca recibió respuesta. Y pues sí lo que explicas es como es, no entiendo porqué el negocio no se dio??. Aquí anexo una parte de mi oferta de entonces… que era publicar en vez de 1000 ejemplares.. 100!

    Sería así: para empezar yo pagaría por una edición e impresión limitada (algo medio entre lo llamado libros a demanda y la forma corriente de editar) que sería equivalente a una tercera parte de tu oferta inicial; o sea algo así como entre 100-125 ejemplares (de acuerdo al número total de páginas y demás). Lo cual quiere decir que te entregaría la suma equivalente y tu editarías entre 100-125 libros con la misma calidad de papel y demás que la de tu antología ; es que tengo aquí tu libro y eso me ayuda a saber que tipo de papel, tinta, letra, etc, tendría mi novela. Aquí es importante que nos pongamos también de acuerdo sobre la cantidad de ejemplares que yo recibiría para poder promocionarme aquí y en otros sitios y los que tú utilizarías en Colombia también en la campaña de promoción.
    Contando con que sería una edición limitada, y que como mínimo 100 libros serían puestos en venta, y que entre las dos fijaríamos dicho precio, y este sería un tanto exhorbitante, pues parte de mi estrategia es esa precisamente: no venderme barato sino muy, muy caro; lo que yo te ofrecería a cambio sería el 80% del valor de venta del libro; ya sea que decidamos venderla exclusivamente en tu propia librería-café, o en otros puntos de venta, además de mi apoyo en la promoción y demás en Colombia y afuera de ella. Ahora bien, dado el caso que la estrategia de promoción y venta no dierá el resultado esperado, o sea no causará una especie de revolución y no lloviesen los compradores para mi tesoro, y luego de un año todavía quedarán ejemplares, los rebajaríamos y trataríamos de ponerlos en otros puntos de venta, y/o, luego de otro año, dado el caso, yo te los compraría a un precio que las dos partes fijaríamos de antemano. Como puedes ver yo estoy pensando más en que tú ganes que en mi propio beneficio económico.

    Gracias y hasta tu próxima entrega.
    Carmen Socorro Ariza-Olarte

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  13. Estoy de acuerdo. Y lo he vivido en ambos campos. ¡Pero todavía me parece alucinante! Es algo que tiene más que ver con el sentir que con la razón, pero realmente los Grandes me siguen pareciendo muy poderosos. De todas fornas yo ya me he posicionado en el mid list. Me complace más. Me da más energia y me da, sobre todo, dos cosas: llevo a cabo la creatividad y puedo conversar largamente con el autor que publico. Y comercialmete ya tengo dadas las instrucciones de donde NO debe enviar libros mi distribuidor.
    No olvido nunca que los libros los compramos de uno en uno.

    Creo que hay que seguir profundizando en este tema. Creo que la clave del sector ronda esta cuestión.

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  14. Excelente nota Guillermo. Como siempre un buen baño de realidad para nosotros los escritores. Es mejor saber bien donde se pisa y no pretender abarcar mucho y desmoralizarse. Gracias

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  15. Hola Guillermo,
    Sigo tu blog por email, desde Buenos Aires. Es muy interesante ver el mundo del libro desde adentro, así que leo cada entrada con dedicación.
    Podrías abordar el tema de los libros de fotografías o arte (los “coffee-table books”), si es de tu interés y conocimiento? No hablo de vanity books, que no son más que catálogos impresos de la obra del artista o fotógrafo, si no de aquellos que pueden tener un interés más amplio, social, cultural o turístico.
    De nuevo, felicidades por el blog, y gracias por la información que generosamente das.
    Un abrazo,
    Marcelo

    Marcelo Mammana

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